Autora: Especialista, MSc. Magalys Arcia Chávez – Instituto de Investigaciones Agroforestales (INAF) – Estación experimental agroforestal Guisa, Cuba.
Los abonos se clasifican según su origen y pueden ser orgánicos e inorgánicos. Los abonos orgánicos son aquellos que se producen con elementos naturales, mientras que los inorgánicos no contienen materia orgánica, sino que se elaboran en laboratorios a partir de sustancias químicas.
¿Qué son los abonos orgánicos?
El abono orgánico es el material resultante de la descomposición natural de la materia orgánica por acción de los microorganismos presentes en el medio, los cuales digieren los materiales, transformándolos en otros beneficios que aportan nutrimentos al suelo y, por tanto, a las plantas que crecen en él. Es un proceso controlado y acelerado de descomposición de los residuos, que puede ser aeróbico o anaerobio, dando lugar a un producto estable de alto valor como mejorador del suelo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), entre sus ventajas destacan la protección de la fertilidad de los suelos y la biodiversidad, y se consideran una herramienta básica para los cultivos sostenibles desde grandes explotaciones a un pequeño huerto urbano. De hecho, su fomento como alternativa a los fertilizantes sintéticos es una de las buenas prácticas que recogen las legislaciones sobre productos orgánicos por medio mundo.
En Cuba varias instituciones científicas realizan investigaciones sobre el uso de abonos orgánicos en el país, sus beneficios y posible extensión a las distintas bases productivas. Dentro de ellos, los abonos verdes, son los que han recobrado importancia debido a su posibilidad de reproducir “in situ” la materia orgánica, constituyendo una buena estrategia para ser consideradas en programas de mejoramiento de suelo.
Se obtienen resultados con zeolitas naturales o sus mezclas con residuos orgánicos, los que merecen ser considerados, dado el hecho de que Cuba dispone de elevadas reservas de este valioso mineral, posibilitando su uso a escala regional en dependencia de los requerimientos de los diferentes tipos de suelos.
Es importante también, mencionar que los residuos de cosecha, son una de las fuentes más importantes para su uso en el compostaje, debido a los volúmenes de producción que se generan. También, estos cuentan con un alto contenido en materia orgánica con una elevada relación Carbono/Nitrógeno, lo que facilita su uso en el proceso, su fracción mineral varía dependiendo del órgano o fracción de que se trate. Otro aspecto importante del compostaje de este tipo de residuos, es que como producto generado de parcelas de cultivo, forma parte importante de las acciones para la sostenibilidad del agroecosistema, obteniendo un insumo desde dentro de la misma parcela o lugar de producción. Es decir, de un residuo que se genera en la producción vegetal, se reincorpora una vez procesado a través del compostaje y su aplicación al suelo.
Después de haber participado en los intercambios técnicos impartidos por expertos del CATIE, en la Estación Agroforestal III Frente Santiago de Cuba, con los expertos de Terra Nuova de la República de Perú y Colombia; investigadores y especialistas de la Estación Agroforestal Guisa, trabajan en la generalización de elaboración de abonos orgánicos incorporándolos al suelo para la producción de hortalizas, café y cultivos varios, para garantizar el patrimonio alimentario de Cuba. Entre los abonos producidos, cuentan: lombricultura, elaboración de abonos con los restos de la finca, Bocashi, lixiviado de raquis de plátano y se introducen abonos verdes intercalados en cultivos agrícolas. Se utilizan para su elaboración: excretas de ganado vacuno, bovino, cunícola; de animales propios de la entidad, así como restos de los mantenimientos en plantaciones forestales y cultivos agrícolas, hojarasca del bosque y raquis de plátano del autoconsumo.
Se han impartido capacitaciones teórico-prácticas en fincas y empresas agroforestales, dotando a los productores de conocimientos básicos para que elaboren los abonos más apropiados según el tipo de suelo de su patrimonio, teniendo en cuenta sus requerimientos y los nutrientes que aportan las distintas especies vegetales al mismo. Se sustituye la melaza de caña (insumo básico en las mezclas), de acuerdo a las posibilidades reales. En su lugar se usa melado de frutos de Albizia saman (algarrobo del país), melado de frutos de Cassia grandis (cañandonga), o guarapo de Saccharum officinarum (caña de azúcar). En sustitución de la levadura se recomienda el uso de leche o yogur. Como resultado un cambio de actitud de los productores para garantizar el recurso suelo de las zonas de montaña del oriente de Cuba, visibilizando el cumplimiento de los objetivos del proyecto MásCafé, financiado por la Agencia Italiana de Cooperación para el Desarrollo (AICS) en Cuba.