La definición clásica de economía circular nos dice que todo lo que se usa se debe poder reutilizar o reciclar para lograr extender la vida útil de un producto. Esto en el sector forestal típicamente implica que los subproductos del procesamiento de la madera (aserrín, viruta, polvos, etc.) sean utilizados de alguna otra forma para evitar su desecho. Algunos de estos usos incluyen la elaboración de tableros aglomerados, briquetas o cosas más sencillas como usar el aserrín para alfombra de gallineros o enmienda para suelos.
Se estima que en Perú existen en operación un total de 200 aserraderos con una capacidad instalada ligeramente superior a 1’000,000 de m³, ubicándose los más importantes en las regiones de Ucayali, Junín, Loreto, Madre de Dios y San Martín (Schwartz, 2004).
Al realizar la tala de un árbol se genera aproximadamente un 60% de desperdicios, los cuales se quedan en el bosque y con las lluvias se reciclan naturalmente. En el caso de las especies no comerciales, estas se queman o cortan para facilitar el acceso a la extracción de los árboles más valiosos y una vez más, estos restos se reciclan naturalmente en el bosque. La utilización de herramientas y equipos adecuados para la extracción permitirían optimizar el proceso de recolección de la madera, reduciendo sustancialmente los desechos excesivos y un mayor aprovechamiento de la madera (FAO, 1991).
Los residuos forestales del Perú, actualmente no se explotan comercialmente y presentan un gran potencial como fuente de energía primaria. En el Balance Nacional de Energía (BNE), elaborado por el Ministerio de Energía y Minas (MINEM), la biomasa de origen forestal no se contabilizada como fuente de Energía Primaria Comercial (EPC). En este rubro se ubican otros tipos de biomasa como leña, los residuos agroindustriales y el carbón, o la energía derivada de productos vegetales no maderables como el biodiesel o bioetanol.
Una forma más eficiente de lograr implementar la economía circular en el sector maderero sería a través de plantaciones forestales, lo que permitiría implementar la tecnología necesaria para poder gestionar los residuos generados por la actividad forestal, con ella se podrían crear bienes con valor agregado o generar nuevas energías. Además, se posibilita la instalación de equipos in situ mucho más eficientes para el aprovechamiento de la madera, con personal capacitado y un suministro de energía constante, esto no es posible en concesiones forestales donde las especies de interés comercial se ubican en lugares cada vez más distantes y son cada vez más escazas.
La industria maderera tiene la clave de la conservación de recursos forestales valiosos para todo el planeta y en el Perú lamentablemente está bajo el control de mafias poderosas y autoridades corruptas, la extracción ilegal de la madera no permite mejorar una serie de condiciones para que la economía circular se pueda implementar en el sector forestal.
(*) Artículo publicado en la Agenda Amazonía 2023. Mes de mayo.