Gobernanza en la restauración del paisaje forestal y ecosistemas degradados (*)

En el Perú el 54% del territorio corresponde a bosques húmedos amazónicos, los que son importantes por albergar una gran biodiversidad y generar importantes servicios ecosistémicos. A pesar de su importancia, entre los años 2001 al 2017, se han deforestado 2’130,123 hectáreas de bosques húmedos amazónicos, con un promedio anual de 125,000 ha. (MINAM, 2017); deforestación que produce la degradación de los ecosistemas.

Las condiciones en la que se produce la degradación de los ecosistemas y tierras forestales varían de acuerdo a su ubicación y al contexto sociocultural de cada localidad. En la Amazonía, la deforestación (perdida de cobertura y fragmentación) es una de las mayores causantes de la degradación de los ecosistemas y tierras forestales, donde más del 50% de la deforestación ocurre en tierras forestales, lugares donde está prohibido el retiro de cobertura arbórea.

Asimismo, buena parte de la deforestación es causada por el cambio de uso de la tierra dirigido a las actividades de agricultura migratoria, ganadería, minería ilegal e informal y siembra ilegal de coca. La degradación afecta seriamente los servicios ecosistémicos como la provisión y regulación hídrica, control de erosión de suelos, biodiversidad, provisión de productos forestales, vulnerabilidad a los efectos del cambio climático, entre otros.

La degradación de los ecosistemas y tierras forestales en el Perú genera una alteración de su estructura y funcionalidad, por la pérdida de la cobertura forestal, suelos y fragmentación de estos, así como por los eventos climáticos extremos y desastres asociados al cambio climático; agudiza esta situación la débil gobernanza y limitadas capacidades para gestionar y desarrollar actividades de restauración por parte de los actores involucrados en procesos de restauración.

Frente a ello, el Perú en el año 2021, aprobó la Estrategia Nacional de Restauración de Ecosistemas y Tierras Forestales Degradadas (ProREST) Período 2021 – 2030. Esta estrategia tiene como objetivo general: Restaurar ecosistemas y tierras forestales degradadas con enfoque de paisaje, que aseguren bienes y servicios ecosistémicos en beneficio de la población, reduciendo riesgos ante los efectos del cambio climático; y como meta general, al año 2030, alcanzar al menos el 15% de la reducción de la brecha nacional.

Las metas específicas son: a) Más de 330 mil hectáreas de ecosistemas y tierras forestales en proceso de restauración fomentado con inversión pública, privada y financiamiento de cooperación internacional; b) Al menos doce (12) departamentos cuentan con capacidades fortalecidas para la gestión y desarrollo de la restauración; y c) Al menos doce (12) GOREs cuentan con mecanismos de gobernanza de los actores involucrados y normas que promueven la restauración. La conducción de la implementación del ProREST está a cargo del SERFOR, en coordinación con la Autoridad Regional Forestal y de Fauna Silvestre (ARFFS), involucrando la participación de entidades públicas y privadas a nivel nacional, regional y local.

La gobernanza permite generar espacios de participación de multi actores, establecer objetivos comunes, acordar compromisos compartidos y desarrollar acciones conjuntas. Una de las maneras de prestar apoyo a la restauración es incluir un mayor compromiso político, toma de conciencia, participación y cooperación de los interesados directos, y desarrollo de la capacidad para medidas nacionales y regionales efectivas.

(*) Artículo publicado en la Agenda Amazonía 2022. Mes de noviembre.

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