Vivimos en un tiempo de pandemia: esta palabra quiere decir que hay una enfermedad contagiosa en todo el mundo, no solo en el Perú. Ante esta enfermedad mundial, debemos defendernos y defender nuestros hijos e hijas. Ellos son el futuro de nuestra familia y de nuestros pueblos indígenas. Una manera de defenderlos de la enfermedad del Coronavirus y de otras enfermedades, es alimentarlos bien. Un niño pequeño que no come lo suficiente o lo adecuado por su edad, está desnutrido o sea mal alimentado.
Para alimentarse bien, un niño debe comer cosas variadas que les proporcionen alimentos “energéticos” (que aportan energía al organismo), alimentos “constructores” (que aportan a que se fortalezcan los huesos, los músculos etc.) y alimentos “reguladores” (que permiten regular las funciones del cuerpo de manera armónica). Por ejemplo: si un niño come solo y únicamente arroz o yuca no está bien; se llenará la barriga y no tendrá hambre, pero no estará teniendo una alimentación balanceada, o sea variada y que le ofrezca todos los diferentes elementos de la nutrición.
Pero ¿cómo hacemos para alimentar de manera “balanceada” a nuestros hijos? Una respuesta de la familia y una estrategia de resistencia de un pueblo, es tener su propio huerto y producir en lo posible la gran parte de su comida. De esta manera podrá venir una pandemia y podrán restringir los movimientos de comerciantes y regatones a lo largo de los ríos, pero siempre tendremos algo de nuestra comida en el huerto. Un huerto de vida, de variedad de especies, o sea un BIO-HUERTO.
Es algo que podemos hacer con poco gasto, algo de trabajo, pero nos ayudará mucho en producir y comer lo que producimos. Cultivar nuestros propios vegetales y frutas es una de las mejores maneras de asegurar su acceso inmediato a alimentos frescos, ricos en nutrientes y libres de sustancias químicas para una alimentación sana.
Un bio-huerto es una parcela de tierra cerca de la casa, donde sembramos tomates, pepino, ají dulce, zapallo, frijoles y todas las hortalizas que más nos gusten; pero también frutales y plantas medicinales, todo lo que nos pueda servir en la casa para preparar comidas variadas y sanas. Además, los bio-huertos se convierten en un espacio también de recreación, aprendizaje y trabajo en común al interior de la familia.
Si la desnutrición infantil es la mala alimentación de los niños, la mejor respuesta es tener un bio-huerto familiar donde produciremos nuestras hortalizas y frutas, que son ricas de vitaminas y azucares, elementos muy importantes para una dieta equilibrada, juntos con carne y pescado, arroz y yuca.
Mano a la obra entonces: preparemos nuestra parcela para tener un bio-huerto donde podamos sembrar diferentes verduras y hortalizas, regándolas si no llueve y protegiéndolas del exceso de lluvia; pronto tendremos la satisfacción de comer nuestros tomates y serán… ¡los más sabrosos que nunca comiste!
(*) Artículo publicado en la Agenda Amazonía 2021. Mes de setiembre.